lunes, 3 de diciembre de 2007

Fin de Semana Frenético

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(Dos símbolos de la ciudad: El castillo y el autobús)

... Y llegó la Navidad...
La verdad es que trabajar en la hostelería en Navidad, es algo que no se lo deseo a nadie.

Todo el mundo celebrando dicha época y uno trabajando todos los fines de semana

Aparte de esta semana, en la que se fue incrementando el trabajo, el viernes y el sábado fue demoledor. Dos chicas que hacen las mismas tareas que yo han dejado el trabajo alegando que no aguantaban el ritmo.

Así pues, sólo Katarina (guapa chica polaca) y yo hicimos el trabajo que solíamos hacer 4 personas.

Generalmente el ritmo de trabajo es rápido, y yo era consciente de que cuando empezara diciembre el trabajo sería "so busy".
Pero este viernes era St Andrew (patrón de Escocia) y el sábado, al ser 1 de diciembre, se inauguraban las cenas de Navidad.


Advertisement in North Castle Street
(Publicidad en North Castle Street)

Recuerdo que mis compañeros y yo, no andábamos...volábamos, cargados de platos en nuestras manos y otros en nuestros brazos.

Entre lo rápido que me movía de la cocina hasta el comedor para dejar la comida en sus correspondientes mesas y, por el como se movían mis compañeros a toda velocidad, la visión me recordaba a una película de cine mudo del estilo "El Maquinista de la General" con Buster Keaton, en la que podías ver que un "frame" después el actor había avanzado 5 metros.

Además la cocina parecía un infierno (Hell's Kitchen), no sólo por el calor que hacía allí, o porque los platos mas que estar calientes ardían, sino porque no daba tiempo para lamentarse, y si pedías que te repitieran el número de la mesa, te decían "Pick up the fucking meal".

Los papeles con los pedidos de las comidas que colgaban en la cocina eran tantos, que en lugar de ver los rostros de aquellos 10 chefs trabajando a destajo, sólo oías sus voces y movimientos de sartenes a velocidad vertiginosa, con decenas de papeles colgando que hacían de improvisados rostros de aquellos cocineros.


(Artista callejero bailando "World in my eyes" en Princes Street)

Odiaba cuando me decían que había que entregar algún plato a la mesa 90 y pico, porque desde la cocina a esas mesas dista un minuto y medio de tortuoso recorrido con platos; como el Steak Pie, que incluye una base de madera; que pesan como las tablas de Moises.
Pero había otro factor, al tener que rodear el bar para llegar a esas mesas implicaba que habría una muchedumbre bailando al son del DJ y donde casi no tenías espacio vital. Con lo cual decidí coger un atajo, abriría una de las puertas que da a una de las salidas de emergencia y saldría por la otra, pero craso error, tenía que pulsar el código para abrir dicha puerta, y cuando una persona lleva 4 platos con comida no es tarea fácil. Pero para mí no era una barrera, me agaché un poco para posar uno de los platos en mi rodilla y conseguí abrir la puerta, para luego incorporarme y poder salir. Si alguien me hubiera visto en tal postura, me imaginé que podría ser algo así...

Tras 6 horas sin descanso, excepto 5 minutos en los cuales fui al baño, y pensando que me quedaban todavía 4 horas, me tocaba volver a las 90's donde había una fiesta, y volví a tomar el atajo, pero esta vez llevaba en mis manos: Un plato con un montón de Garlic Bread (Pan de ajo), otro con docenas de alitas de pollo y otro con al menos 8 gofres. Esta vez me senté en la salida de emergencia, degusté un poco de todo y, después de haberme limpiado las manos y habiendo cenado gratis, llegué a la mesa dejé los platos y ni en ese momento, ni más tarde nadie se quejó de que la cantidad era menor a la que habían pedido.
Quizá la explicación sea que en esa mesa de mujeres treintañeras había un montón de botellas de vino vacías.

En otra ocasión pude ver a un hombre de mediana edad que se dirigía al baño, no sin antes darse de bruces con uno de los árboles de Navidad de dos metros que había en su camino, al verle en el suelo encima del árbol y ante la risa general, los malintencionados pensarían que había un tipo encima de un árbol en actitud cariñosa.

Antes de acabar con mis extrañas narraciones, una foto de una carrera disputada este fin de semana en Tres Cantos (Madrid)














(Asics Eternal Running)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Te comes la comida de los clientes...?
Y luego querrás que nos creamos que no escupís y meais en las comidas.

Sebastián Ortega dijo...

"trepidante"

Sr. Rivera dijo...

Sí, yo ya noto el comienzo de la Navidad en el cine, y todavía queda lo gordo claro...
Lo peor es pensar que esa gente que te pone en apuros no son más que gentuza como informáticos, abogados o banqueros sin educación y que se creen con derecho a exigir rapidez en que les lleves una comida, o que no haya cucarachas en sus palomitas. ¿Pero quién se han creído?
Si por mí fuera limitaba el aforo en Navidades, excluyendo a ojo a los clientes que te caen mal, seleccionando así una nueva raza de clientela, que facilitaría las cosas tanto a empleados como a consumidores. Y después, ¡a invadir Polonia!

Tonecas dijo...

Interesante visión Nelson. Que se han creído...