lunes, 12 de noviembre de 2007

Cuidado Con Él


(Vendedor de castañas asadas en Castle Street)

Este pasado viernes, mientras trabajaba en el restaurante, hubo un pequeño problema.
En una de las mesas un cliente me pidió que le echara un poco de pimienta en la comida, yo fui a por un "pepper mill" molinillo de pimienta, que mide como medio metro, aunque otros pueden medir más. Un ejemplo...



Y cuando iba a echar un poco de pimienta en uno de los platos de aquellos clientes, en esa mesa de 4 personas, sin querer toqué uno de los vasos provocando que se derramara todo el vino en la mesa, saqué un trapo e intenté que no manchara a los clientes, además, afortunadamente uno de mis compañeros, Graeme, vio lo ocurrido y rápidamente trajo varias servilletas, para ayudarme.

Mientras estaba limpiando ese río de color tinto con numerosos afluentes por toda la mesa, pude ver que uno de los clientes que tenía un aire a Tony Sirico (actor en Los Soprano),...



(Este tío me parece un cruce entre Flavio Briatore, director de Renault F1, y Chiquito de la Calzada)

...Y aunque sus otros compañeros eran británicos, me espetó improperios en italiano. Supongo que prefirió usar la lengua materna para decirme eso.

Yo, por un momento pensé en coger la botella de vino y echarle el resto de lo que quedaba encima, pero mantuve la calma, pensando que, si lo hiciera, quizá con que tan sólo hiciera una llamada, aparecerían unos matones de la mafia calabresa o siciliana y me llevarían a un callejón... los demás compañeros le apacigüaron y yo tras limpiar el desaguisado y pedir disculpas. Pude observar en uno de los platos que la lubina estaba regada de vino tinto y tenía buena pinta, pero preferí no comentarlo en voz alta, no sé porqué, pero creo que no les habría gustado demasiado tal comentario.


(Peluquería en Leith Walk)

Poco después Ross, el mánager general, me buscó para decirme que tuviera más cuidado, y que esos clientes eran bastante ricos, y que uno de los de esa mesa era representante de Lamborghini en Reino Unido, yo le dije que era la primera vez que me ocurría desde que empecé a trabajar, y, parece que eso le calmó un poco y me dejó que siguiera trabajando.

Unos 10 minutos después de eso, en la cocina había que recoger unos postres para la mesa 32, y yo, preferí decirle a otro camarero que me hiciera el favor de llevarlos (acertásteis, en la mesa 32, derramé el vino).

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Castañas asadas? Qué suerte, aquí ya sólo hay puestos de batatas y mazorcas de maíz asadas.